El antiguo puerto de Coronda fue uno de los motores del desarrollo de la ciudad en el Siglo XIX y principios del XX. El puerto se convirtió en el punto de salida de la producción agrícola y permitió la conexión comercial con Rosario, Santa Fe y otros mercados del Litoral.

A la par del puerto, la ciudad vivió un auge industrial gracias a los molinos como el de Tuells y Cía. (1882) y el Molino Nacional de Fontanarrosa, Borzone y Cía. (1885), ambos premiados en exposiciones nacionales por la calidad de su producción. Estos establecimientos incorporaron rapidamente adelantos técnicos, llegando a usar energía eléctrica en 1888.
Sin embargo, con la llegada del ferrocarril y el desarrollo de las rutas, el puerto fue perdiendo su protagonismo y los molinos comenzaron a cerrar.
Pocos años después el molino fue demolido y la gran creciente de 1966 se llevó los últimos restos del muelle. Hoy el puerto ya no existe, pero su memoria sigue viva en la costanera, recordando a los corondinos y visitantes que este fue, en otro tiempo, un gran punto de encuentro comercial y social de la ciudad.